
Aniversario del nombramiento de Menotti como DT de Argentina

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El 30 de septiembre de 1973 marcó un antes y un después en la historia del fútbol argentino. Ese día, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) nombró a César Luis Menotti como entrenador de la Selección Nacional. Con apenas 35 años, el “Flaco” asumía un cargo que no sólo exigía resultados deportivos, sino también una renovación profunda en la identidad del equipo.
Hoy, 51 años después, su legado sigue siendo motivo de análisis, discusión y admiración. Menotti no fue simplemente un director técnico: fue el ideólogo de un estilo, un símbolo de resistencia cultural en tiempos convulsionados, y el arquitecto del primer gran triunfo del fútbol argentino en el escenario mundial. Su huella es indeleble y su figura, aún vigente, atraviesa generaciones.
El contexto de un país y una Selección en crisis
Cuando Menotti asumió el cargo, el fútbol argentino vivía una de sus etapas más turbulentas. La Selección había quedado fuera de la Eurocopa Sudamericana de 1967, había tenido una pálida actuación en el Mundial de Inglaterra 1966 y, lo más grave, había sido eliminada en primera ronda en el Mundial de Alemania 1974. La desorganización institucional y la falta de un proyecto sostenido habían dejado al equipo sin rumbo.
En ese contexto, Menotti proponía una idea revolucionaria: un proyecto a largo plazo, con base en una identidad futbolística clara, inspirada en los mejores momentos del fútbol argentino de décadas anteriores. Su propuesta no era solo deportiva; también era ideológica. En plena efervescencia política, el “Flaco” hablaba de un fútbol ofensivo, elegante, libre, que representara al pueblo y no a los intereses mezquinos de ciertos sectores del poder.
Además, Argentina se encontraba en una situación social y política extremadamente delicada. La inestabilidad institucional, los cambios de gobierno y el creciente clima de violencia afectaban todos los ámbitos de la vida nacional, incluido el fútbol. En ese escenario, la visión de Menotti ofrecía una esperanza de reconstrucción desde el deporte, con valores como la coherencia, la estética y el compromiso con una forma de jugar.
La construcción de una identidad futbolística
Uno de los pilares fundamentales del proyecto de Menotti fue la creación de una identidad futbolística propia para la Selección. El entrenador creía que Argentina debía jugar de una manera que fuera fiel a su historia y a sus raíces futboleras: con técnica, creatividad, y una actitud ofensiva innegociable. “No se trata solo de ganar, sino de cómo se gana”, solía decir.
Este concepto fue resistido por muchos sectores que veían al fútbol como un deporte donde lo único que importaba era el resultado. Sin embargo, Menotti sostuvo su visión con firmeza. Convocó a jugadores con características técnicas, creativas y mentales acordes a su idea. Dio lugar a talentos como Daniel Passarella, Osvaldo Ardiles, Leopoldo Luque, y por supuesto, el joven Diego Maradona, a quien hizo debutar en la Selección con solo 16 años.
Esa construcción de identidad fue también una estrategia de cohesión grupal. Menotti entendía que los equipos no se forman sólo con talento individual, sino con una visión compartida. Introdujo rutinas de concentración, entrenamientos meticulosos y una planificación que hasta entonces era inusual en el ámbito del seleccionado argentino. La Selección dejó de ser un grupo reunido a último momento para convertirse en un equipo con objetivos y método.
El camino hacia la consagración en 1978
El proyecto de Menotti encontró su punto culminante en la Copa del Mundo de 1978, celebrada en Argentina. Bajo su dirección, la Selección logró su primer título mundial, venciendo a Holanda en la final en el estadio Monumental. Aquella victoria fue mucho más que un campeonato: fue la validación de una forma de entender el fútbol y la reivindicación de un país que, en medio de una dictadura feroz, buscaba alegría donde pudiera encontrarla.
Sin embargo, el Mundial del 78 también dejó sombras. La utilización política del torneo por parte del régimen militar, la denuncia de violaciones a los derechos humanos cerca de los estadios, y la polémica goleada a Perú, son temas que aún hoy generan debates. Menotti ha sido acusado por algunos de no haber tomado una postura más clara frente a la dictadura, aunque él mismo ha explicado que su lucha se dio desde adentro, a través del fútbol y su mensaje.
Lo indiscutible es que la conquista del 78 cambió para siempre la historia del fútbol argentino. Le dio al país una autoestima deportiva que no tenía, y posicionó a la Selección como potencia mundial. El estilo propuesto por Menotti, con altibajos, continuó influyendo en generaciones de jugadores y entrenadores que buscaron reconciliar el resultado con la belleza del juego.
El legado que trasciende al tiempo
A más de medio siglo de su nombramiento, el legado de César Luis Menotti sigue intacto. No sólo por haber ganado el primer Mundial de la historia argentina, sino por haber fundado una escuela de pensamiento futbolístico. El «menottismo», como se lo denominó, inspiró a entrenadores como Marcelo Bielsa, Jorge Valdano y Pep Guardiola, quienes reconocen en el “Flaco” a un maestro.
La Selección es un lugar sagrado.
Pablo Aimar recuerda a César Luis Menotti y su legado que aún inspira a la Argentina campeona del mundo.
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— Maradona Menotti (@maradonamenotti) September 3, 2025
Además, Menotti fue uno de los primeros en hablar públicamente del rol social del fútbol. Reivindicó su función cultural, su poder transformador, su importancia en la identidad colectiva. En tiempos donde el fútbol se mercantiliza y banaliza, su voz sigue siendo un faro de pensamiento crítico y profundidad ética. Su figura se volvió más que deportiva: es filosófica, intelectual, y hasta política.
En los últimos años, Menotti volvió a ocupar un rol institucional en la AFA, como Director de Selecciones Nacionales. Aunque sus intervenciones fueron más simbólicas que operativas, su presencia fue importante para consolidar la continuidad de un proyecto encabezado por Lionel Scaloni, que derivó en la obtención de la Copa América 2021 y la Copa del Mundo 2022. El propio Scaloni ha mencionado la influencia de Menotti en su manera de entender el juego.
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