
1 de octubre de 1977: El día que Pelé se retiró del fútbol

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El 1 de octubre de 1977 no fue un día cualquiera. Fue la fecha en que el mundo del fútbol se detuvo por un momento para rendir homenaje a uno de los más grandes que haya pisado una cancha: Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé.
Aquel día, en un abarrotado estadio Giants de Nueva Jersey, se celebró el partido de despedida del Rey del Fútbol. Con 36 años y una carrera legendaria a cuestas, Pelé decía adiós al deporte que lo vio brillar, dejando un legado que trasciende generaciones, fronteras y estilos de juego.
Una despedida simbólica
El partido de despedida de Pelé fue más que un simple encuentro amistoso; fue un evento global, un espectáculo cargado de emoción, simbolismo y homenaje. El escenario fue un duelo entre el New York Cosmos, su equipo en los últimos años, y el Santos FC, el club brasileño donde forjó su leyenda durante casi dos décadas.
Pelé jugó un tiempo para cada equipo, en un gesto que representó su amor por ambos clubes. Comenzó el partido vestido con la camiseta blanca del Cosmos, representando su influencia en la expansión del fútbol en Estados Unidos. Luego, para la segunda mitad, se puso la histórica camiseta blanca del Santos, con la que ganó campeonatos nacionales e internacionales, incluyendo dos Copas Libertadores y dos Copas Intercontinentales.
Más allá del resultado del partido (victoria 2-1 del Cosmos), lo que realmente quedó grabado en la memoria colectiva fue la atmósfera emotiva. Estuvieron presentes figuras del deporte, del espectáculo y del ámbito político. Durante la ceremonia, Pelé pronunció unas palabras que aún resuenan en el corazón de los amantes del fútbol: “Love, love, love. Football is love”. Su mensaje, sencillo pero profundo, capturó la esencia de su legado: el fútbol como un lenguaje universal que une a las personas.
Momento histórico
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El 1 de octubre de 1977, el día que Pelé se retiró del futbol profesional, con la camiseta del NY Cosmos de la extinta NASL. Aquella noche, «The Greatest» estaba presente en el viejo Giants Stadium y al final del encuentro bajó a la cancha para felicitar… pic.twitter.com/roWyBU9uxX
— Domingo Nunez Jr. (@domingonunezjr) April 28, 2024
Un jugador que cambió el juego
Pelé no solo fue un ícono deportivo; fue un transformador del fútbol en todos los sentidos. Antes de su irrupción en el escenario mundial, el fútbol era un deporte más local, con menor proyección internacional. La aparición de Pelé en el Mundial de 1958, con apenas 17 años, marcó un antes y un después. En ese torneo, no solo se consagró campeón con Brasil, sino que maravilló al mundo con su habilidad técnica, velocidad, inteligencia táctica y una creatividad pocas veces vista.
Pelé redefinió el concepto de jugador completo. Era un delantero que podía marcar con ambas piernas, cabecear como un gigante a pesar de su estatura promedio, asistir con precisión quirúrgica y, sobre todo, hacer del juego un arte. Su capacidad para crear jugadas inverosímiles le otorgó un aura casi mística, como si jugara en una dimensión aparte.
A lo largo de su carrera marcó más de 1.200 goles (1.283 según algunas estadísticas que incluyen partidos amistosos) y ganó tres Copas del Mundo (1958, 1962 y 1970), siendo el único futbolista en la historia en lograr tal hazaña. Pero más allá de los números, su impacto radica en cómo elevó el estatus del fútbol: lo convirtió en un espectáculo global, en una forma de expresión cultural y en una industria con poder de convocatoria masiva.
Embajador global
Cuando Pelé se unió al New York Cosmos en 1975, muchos pensaron que era el ocaso de su carrera. Sin embargo, su paso por la liga estadounidense fue parte de una estrategia más amplia: llevar el fútbol a nuevos territorios. En Estados Unidos, un país donde el fútbol tenía poca tradición, Pelé logró lo impensado. Los estadios comenzaron a llenarse, los medios le prestaron atención al ‘soccer’, y millones de jóvenes empezaron a soñar con una pelota en los pies.
Pelé entendía que su figura trascendía el deporte. Se convirtió en un embajador global del fútbol, visitando países donde nunca antes se había visto un balón, participando en campañas de paz, educación y desarrollo social. Incluso fue declarado ‘Tesoro Nacional’ de Brasil para evitar que fuera transferido a clubes europeos, una decisión que, aunque polémica, refleja el valor simbólico que tenía para su país.
Un ídolo sin escándalos
En una época en la que muchas figuras públicas se ven envueltas en controversias, la vida de Pelé fue, en gran medida, un ejemplo de conducta dentro y fuera de la cancha. Su imagen pública se mantuvo casi intacta durante décadas. Supo manejar la fama con humildad y siempre se mostró agradecido con los aficionados.
Esto también contribuyó a su grandeza. Pelé no fue solo admirado por su talento, sino también por su carácter. Nunca se consideró más grande que el juego, y siempre habló con respeto de sus colegas, entrenadores y rivales. Esta actitud le valió el cariño universal, incluso en países donde Brasil era considerado un adversario deportivo.
Legado y herencia
A casi medio siglo de su retiro, el legado de Pelé sigue vigente. Su influencia se puede rastrear en cada jugador que sueña con llegar a la cima, en cada niño que imita sus goles y en cada país que invierte en el desarrollo del fútbol como herramienta de inclusión social.
Muchos jugadores han sido llamados ‘el nuevo Pelé’, pero ninguno ha logrado replicar su combinación única de talento, carisma y trascendencia. Maradona, Messi, Cristiano Ronaldo, Zidane, Ronaldinho… todos ellos reconocen a Pelé como una fuente de inspiración. Incluso fuera del deporte, su figura ha sido reconocida por la ONU y otras organizaciones internacionales por su labor humanitaria.
Pelé también abrió la puerta para que jugadores latinoamericanos fueran valorados en todo el mundo. Antes de él, el fútbol estaba dominado por las potencias europeas, tanto en lo deportivo como en lo económico. Él demostró que el talento podía surgir en cualquier rincón del planeta y que, con disciplina y pasión, era posible llegar a la cima sin perder la esencia.
El último adiós y la eternidad
Aunque el 1 de octubre de 1977 marcó su retiro oficial del fútbol profesional, la figura de Pelé nunca se retiró del corazón del deporte. Continuó vinculado al fútbol como comentarista, embajador y símbolo viviente de una época dorada.
Pelé falleció el 29 de diciembre de 2022, a los 82 años, dejando un vacío irreemplazable. Sin embargo, como ocurre con los verdaderos íconos, su muerte no significó un final, sino una transición hacia la inmortalidad. Las imágenes de sus goles, su sonrisa eterna y su mensaje de amor por el fútbol siguen vivos en museos, documentales, camisetas, canciones y, sobre todo, en la memoria colectiva del mundo.
Pelé, la leyenda
El 1 de octubre de 1977 no fue solo la despedida de un jugador; fue la culminación de una era, el cierre de un capítulo glorioso en la historia del deporte. Pelé no solo cambió la forma de jugar al fútbol, sino que ayudó a definir lo que el fútbol es hoy: un fenómeno global que une culturas, rompe barreras y despierta pasiones.
El Rey dejó el trono, pero su corona nunca fue disputada. Porque en cada rincón del planeta, cuando alguien habla de fútbol, inevitablemente aparece su nombre. Y eso, más allá de los títulos y récords, es la mayor prueba de su grandeza.
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