último partido de Maradona 25 de octubre de 1997

Recordando el último partido de Maradona en 1997

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Brian Celora

Creador de contenido apasionado por el fútbol y, especialmente, por River Plate. Destaca por su capacidad para contar historias que conectan con la emoción y la pasión de los hinchas.

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El 25 de octubre de 1997 llegó el momento que nadie hubiese querido. Ese día el mejor futbolista que ha dado la historia del fútbol decidió colgar las botas para siempre. Su punto final fue con la camiseta de Boca frente a River Plate, en uno de los clásicos del fútbol argentino. El ‘Pelusa’, ya con 37 años a sus espaldas, arrastraba problemas físicos y de salud y su retirada fue un momento muy emotivo para los hinchas argentinos y de todo el planeta.

El adiós de Diego Maradona: 25 de octubre de 1997

Maradona disputó 637 partidos oficiales con clubes y Selección, en los que firmó 331 goles y 12 asistencias. A estos datos hay que sumar 6 juegos oficiales con Argentina Sub 20 más 6 goles. El emblemático ‘10’ (12 títulos a sus espaldas) decidió echar el telón a una trayectoria de 21 años, y afrontó etapas muy buenas y también no tan buenas. Su último encuentro, como ya hemos comentado anteriormente fue frente a Racing con Boca. Maradona salió de inicio y en el descenso fue reemplazado por Juan Román Riquelme, un cambio simbólico porque era la savia nueva en el ‘Xeneize’.

La cancha del Monumental estaba repleta, con un buen número de hinchas que fueron a presenciar la última gambeta de Diego. En ese choque, Maradona ofreció una arenga legendaria a sus compañeros que luego se hizo famosa por la grabación que salió años después: “Hoy cueste lo que cueste hay que ganar”.

En un ‘Superclásico’ dijo adiós y encima lo ganó. River se adelantó con gol de Sergio Berti, pero el ‘Huevo’ Julio César Toresani y Martín Palermo desnivelaron la balanza en favor del club de la Ribera. El choque pasó a un segundo plano por la emoción del ‘10’ en su despedida.

Nadie sabía que ese era su final porque el anuncio llegó cinco días más tarde, el 30 de octubre. Y todo porque don Diego (su padre) se lo había pedido por los rumores de un positivo en un control antidopaje. “Me voy. Ya no aguanto más. Y este retiro es definitivo. Me lo pidió mi viejo llorando. No puede ser que mi familia sufra tanto con cada control, que la ola de rumores nos envuelva. Me voy, no aguanto más…”, dijo el día de su 37 cumpleaños.

“La pelota no se mancha”: la noche más emotiva en La Bombonera

El 10 de noviembre de 2001, en La Bombonera, se vivió una noche inolvidable para todos los amantes del fútbol y, especialmente, para los seguidores de Diego Maradona. Ese día, la cancha estuvo repleta no solo de hinchas, sino de emociones contenidas y recuerdos que volvían a la vida. “La Noche del 10” fue mucho más que un simple partido; fue un tributo al hombre que marcó una época y que, aunque alejado ya de las canchas, seguía siendo el corazón de Boca y de millones en Argentina.

El encuentro reunió a amigos y leyendas del fútbol, tanto nacionales como internacionales. Figuras como Francescoli, Valderrama, Cantona y Ruggeri, entre otros, se unieron para rendir homenaje a Diego, mientras el estadio vibraba con cada toque, cada jugada, y cada aplauso. La emoción se palpaba en el aire, en las caras, en los cánticos que resonaban en las tribunas.

Al final del partido, Maradona tomó el micrófono y pronunció palabras que quedaron grabadas para siempre: “La pelota no se mancha.” Fue un momento de sinceridad, de humildad y de despedida, donde reconoció sus errores pero dejó claro que su amor por el fútbol era eterno. Aquella noche fue un cierre perfecto para una carrera llena de luces, sombras y una pasión indescriptible.

Maradona entrenador: pasión, polémica y legado

Después de dejar el fútbol profesional en 1997, Diego Maradona atravesó una etapa complicada, marcada por problemas de salud y adicciones, pero también por su regreso constante al mundo del fútbol, esta vez como entrenador. Su primer trabajo como DT fue en 1994 con Mandiyú de Corrientes, aunque fue una experiencia breve y difícil. Luego dirigió a Racing Club en 1995, pero sin mucho éxito.

Su carrera como entrenador tomó impulso cuando fue nombrado director técnico de la selección argentina en 2008. Bajo su mando, Argentina mostró un fútbol apasionado y con brillo individual, liderado por Lionel Messi. Maradona llevó al equipo a los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, donde fueron eliminados por Alemania 4-0. Su estilo polémico, carismático y muchas veces impredecible generó tanto admiración como críticas.

Después del Mundial, su etapa con la selección terminó y se dedicó a dirigir clubes en otros países, incluyendo el Al-Wasl de Emiratos Árabes Unidos y Dorados de Sinaloa en México. Su paso por estos equipos fue intenso, con altibajos, pero siempre con la pasión intacta.

Finalmente, en 2019, Maradona asumió la dirección técnica de Gimnasia y Esgrima La Plata, su último club como entrenador. Allí permaneció hasta poco antes de su fallecimiento en 2020, dejando un legado inolvidable como jugador y técnico.

Un legado eterno en el fútbol mundial

Diego Maradona dejó un legado imborrable en la historia del fútbol mundial. Como jugador, fue un genio único, capaz de cambiar el curso de un partido con su talento extraordinario, su gambeta inigualable y su capacidad para liderar equipos. Su consagración máxima llegó en 1986, cuando llevó a Argentina a conquistar la Copa del Mundo con actuaciones memorables que todavía se recuerdan, como el ‘Gol del Siglo’. Además, en clubes como Napoli, transformó equipos modestos en campeones históricos, ganándose el cariño de millones.

Su influencia va más allá del deporte. Maradona fue un símbolo cultural, un ícono que representó la pasión, la rebeldía y la identidad popular. Su vida estuvo marcada por éxitos, controversias, luchas personales y un amor profundo por el fútbol y su país.

Como entrenador, su impacto fue más irregular, pero siempre mostró entrega y carisma. Tras su fallecimiento en 2020, Maradona se convirtió en una leyenda eterna, un mito que sigue inspirando a generaciones dentro y fuera de las canchas. Diego no solo brilló con la pelota en los pies, sino que siempre representó a quienes no tenían dónde apoyarse. Fue un icono que luchó contra todo y nunca perdió la esperanza.

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